Críticas, desconocimientos, cargos y otros asuntos

Creí que no volvería a escribir sobre asuntos relacionados con las últimas elecciones, pero me pueden más las ganas de hacerlo, que otra cosa, dadas las circunstancias. Estoy sorprendido por lo que estoy leyendo sobre la nueva Junta Directiva y la Cofradía en general y quiero dar mi opinión sobre lo que está pasando, además así correspondo a aquellos que me la piden.

Las criticas exacerbadas que leo no les encuentro mucho sentido puesto que aún no le ha dado casi tiempo, a la nueva Junta, a tomar posesión. Crear tanta tensión como la que se está creando, solo tiene sentido desde el punto de vista de destrucción. Parece crear como una situación de “golpe de fuerza”. Siempre me han molestado mucho quien grita pidiendo democracia y es el primero en no respetarla. Sobre todo en personas que, en caso de la Cofradía, que jamás se han atrevido a hacerlo antes del comisariado, y en algunos casos, por lo que leo y deduzco, dan la impresión de ser aspirantes a dictadores o destructores, que no se yo muy bien donde situarlos. Es curioso y además son los que más gritan, y, como dice el saber popular, “no por gritar más, se tiene más razón”, todos tenemos experiencias de que con frecuencia es al contrario. Leyendo cosas estos días me he llevado alguna sorpresa, aunque conociendo algunos personajes que se dedican a “agitar” ya no es tanta sorpresa, y la verdad no sé porque me extraño. Una de ellas, y que debería de causar sonrojo, es el gran déficit de educación y sobre todo de formación y actitud democrática, y esto sí que me parece grave y triste. Ante el resultado de unas elecciones solo quedan una alternativa, aceptarlas y evidentemente ejercer la oposición de manera directa y clara; es decir, con nombres y apellidos y donde hay que hacerla, no escondiéndose. Si no lo aceptas, evidentemente el sentido democrático deja mucho que desear. También es cierto que si se han observado irregularidades en el proceso que puedan haber adulterado el resultado final de las mismas, es obligación de quien las ha descubierto, denunciarlas; pero nunca insinuar trampas o irregularidades, sobre todo anónimamente.

Por otro lado no me queda más que deducir que hay un desconocimiento, y pocas ganas de tenerlo, sobre los poderes de una Junta de Gobierno y no hay nada peor que hablar sin saber de lo que se habla. La Junta de Gobierno está tomando decisiones que le competen, para eso está, para tomar decisiones que serán juzgadas en una Asamblea General cuando corresponda tenerla. Que yo sepa, la candidatura que ganó ponía en su información “electoral” que estaba en disposición de alquilar un bajo cercano para guardar tronos y demás, a día de hoy y ante la situación de “desamparo” de locales que tiene la Cofradía (y no precisamente por culpa del Comisariado y menos de esta Junta de Gobierno, sino que ya viene de atrás). _Corregirme si estoy equivocado. ¿Las directivas anteriores hicieron alguna gestión en el sentido de solucionar el problema de espacios? Creo que nunca, repito, que yo sepa, se hicieron gestiones cuando ya se sabía que el Hospicio no podría ser nuestra sede. No queramos ocultar esto.

En relación a la decisión de tener ahora el local alquilado parece que ha sido oportuno y da la razón a esta Junta al hecho de hacerlo dada la triste situación del templo de Dolores, que por cierto no sé de quién es la obligación del mantenimiento, pero si me imagino de quien es la obligación de controlar el estado del inmueble. Y cuando algo se deteriora por desidia de quien tiene la obligación de vigilar que no suceda, él es el responsable.

Volviendo al tema de que las elecciones no han sido limpias, que “sabe Dios a quien se dio de alta”, lo leí más o menos. Me rio porque me trae recuerdos de otras guerras. Me gustaría abundar al respecto. La candidatura que ganó y yo defendí, no lo hizo. El censo sigue ahí y se puede comprobar. Evidentemente la otra tampoco. Lo que pienso es que quizás sean costumbres de otros, a saber. Lo que si me recuerda esa táctica es a otras ocasiones en mandatos anteriores en que se elegía o votaba algo importante. Bien me acuerdo, y no solo yo sino mas de cofrades, en una votación para organizador de tercio se dieron varias altas de cofrades en el día anterior y en algún caso con baja al día siguiente (con un par, que diría un amigo), y a partir de esta última vez el Hermano Mayor (Don Juan José Castro, no el Barbas) cambió de opinión y decidió nombrar él, de acuerdo con lo recogido en la reglamentación, a los distintos organizadores y cargos de confianza. A raíz de eso creo que en los nuevos estatutos y a propuesta de varias personas, para poder votar en la cofradía, hay que llevar un tiempo mínimo que no se cual es, así se evitan maniobras parecidas y utilizadas por el Sr. Castro.

Anécdotas de esas hay muchas y demasiados testigos de ello. Por lo que se ve, algunos aún guardan ese recuerdo. Y hablando de esa época, me sorprende, y mucho, algo que leí en el blog del amigo Juan, sobre que debería volver el Sr. Castro (llamado, creo, y siento decirlo, despectivamente el Barbas) argumentando que como con él nunca se hicieron las cosas mejor. Le he buscado a ese post la parte irónica (sobre todo donde se le llama “el Barbas” al Sr. Castro) y lamento decir que no se la encontré. Sin embargo comparto con lo expuesto en el escrito que puede haber dudas de que lo que lo que había en el ordenador cuando fue cesado, no lo guardase el Sr. Castro. Me lo puedo creer, eso y más, conociendo un poco a quien estaba con él en la Junta de Gobierno. Es decir no me sorprendería si alguien lo demostrase, que con esto no estoy acusando a nadie de nada. Pero no olvidemos como dejó a la Cofradía; los números y los datos están ahí, y no los podemos olvidar, incluido el deterioro social; porque muchas de las cosas y conflictos que hoy pasan, aunque suene raro, son culpa de malas prácticas anteriores. Me decepciona (no creo que preocupe demasiado mi decepción) que haya quien lo añore en la faceta de dirigente. En otras, cada uno es muy libre. Pero sorprende que quien lo criticara mucho, por delante y mucho mas por detrás, ahora lo alabe. Aunque bueno, incongruencias se ven todos los días.

Aprovechando la ocasión también quiero dar mi opinión sobre un concepto que está muy claro y asumido en cualquier organización seria. Los cargos de confianza, cuando quien los nombró ya no está y hay un nuevo responsable, es costumbre dimitir y poner el cargo a disposición del nuevo dirigente. A veces este nuevo dirigente sigue depositando su confianza en los mismos o, en parte de ellos, o en ninguno. Y esto es así y será siempre así en cualquier organización. Creo que los organizadores y demás nombramientos que eran de confianza del Comisario, deberían haber dimitido antes de que los llamaran, incluido el Sr. Alfaro, gran amigo mío que defenderé siempre, y que cuando se equivoca, que le pasa como todos, se lo digo también, y lo sigo defendiendo. Para nada hay que rasgarse las vestiduras por el cese y no creo que la Cofradía muera porque falten 4 o 5 señores. Será de otra manera, ni mejor ni peor; de otra manera. O ¿si ellos, los considerados imprescindibles, quisieran irse, creéis que la Cofradía desaparecería? ¿Somos cofrades, somos portadores o somos de la banda de alguna persona o grupo en particular? Creo que es algo que muchos han de decidir y quizás no estén en el sitio adecuado. Reflexionemos sobre nosotros mismos y dejemos trabajar, no utilicemos tonos que lastran opiniones futuras, ni demos martillazos al aire, que nos podemos pillar los dedos. A veces los humanos buscamos situaciones de liderazgo en el sitio opuesto al que íntimamente nos gustaría optar y no lo hemos conseguido. Al no conseguirlo, nos frustamos y nos radicalizamos al sitio opuesto. Por cierto yo ya alcancé mi situación de liderazgo donde yo quería, y quiero. Lo que caracteriza la libertad, es tener opinión propia. Y no sé yo si eso ocurre en un grupo de hermanos cofrades.

Dejemos trabajar a quien quiere hacerlo, demos una oportunidad y dejemos de ser de la cultura ferrolana a la antigua usanza: “Yo soy el más listo, el que más sabe, y los demás ni zorra idea”, pero jamás hago nada para demostrarlo, añado yo. Va siendo hora de ir creciendo no solo en edad. Y por último hay algo que me llama la atención, no comprendo que haya personas que estando tan cabreadas, tan a disgusto, que se sienten tan maltratadas y tan vilipendiadas, que se excluyen del grupo, ¿cómo es que siguen? Es inaceptable que personas miembros de un grupo organizado y con normas, son capaces de escudarse en el anonimato o en falsas libertades de expresión, o en escudos de todo tipo, para insultar, hablar de cosas no del todo ciertas, o ciertas, pero cuando llega el momento de decir lo que hay que decir, en donde lo hay que decir y argumentarlo, se callan. En bastantes ocasiones a esta manera de actuar, se llama cobardía. Y no por gritar más, se tiene más razón ni más derecho. La verdad no es la que se dice; esa es nuestra verdad. Tampoco es la que nos gustaría; esa es un deseo. Ni tampoco la que interesa; eso es egoísmo: La verdad es la que va dando el tiempo y sirve para construir el futuro. Hay que ser lo suficientemente humilde para reconocer que aun teniendo la verdad personal, quizás no sea la aceptada por la mayoría, ya que ésta, incluso, tiene el derecho a equivocarse. Y la Junta de Gobierno tiene todo el derecho a equivocarse y se equivocará. Yo, supongo que los demás también, me equivoco todos los días muchas más veces de las que acierto. Soy así de humano y mortal. Cofrades, miremos para adelante, aportemos lo que consideremos que hemos de aportar y podemos y critiquemos cuando haya que hacerlo, pero siempre de manera respetuosa. Como dice el dicho popular, “no se equivoca, el que no hace”.

Mi afición fue siempre la madera, ya me gustaría ser un buen ebanista. Una de las primeras cosas que aprendí es a no dar martillazos en la madera, se estropea, se deforma y no recupera su forma. Y si es sobre bronce, cuidado con el ruido, te puede dejar sordo.

Un abrazo a todos y todas y como dice un amigo: “que la Virgen nos ilumine”.

CARLOS GARCÍA