Reflexiones a la asamblea

Pasados ya unos días, y algo más en frio, “toca” hacer reflexiones a las casi más de 4 horas de asamblea. Como habréis podido entender (no seré el único, espero) me ha costado trabajo asimilar todo lo que allí pasó. Durante estos días mi estado de ánimo ha cambiado en relación al que tenía cuando salí como salí de ella. De cierto pesimismo al principio, a un elevado optimismo a día de hoy. 

 No sé si os habrá pasado lo mismo a vosotros, pero al final lo que más me ha hecho alcanzar ese estado de ánimo más alegre y comprender muchas cosas, ha sido el aplauso espontáneo a Pancho al final y cierre de la Asamblea. Ese aplauso mayoritario es el reflejo de unos cofrades que tienen las cosas bastante más claras y pisan mucho más firme de lo que algunos piensan o pensábamos. No es tan fácil meter a una mayoría sensata en un charco. Pancho, te felicito; te han sido suficientes 30 segundos para poner las cosas en su sitio.

Dicho esto no voy a dejar de comentar ciertos aspectos de una asamblea que técnicamente ha sido digna de estudio. En la asamblea se ha visto táctica, técnica, presión, tensión, frustración y demás. Digna de poner de ejemplo a quien estudie estas cosas en Management. 

Sí que me sorprendieron algunas cosas, de manera significativa. Una de ellas es que un grupo numeroso y organizado (me refiero al numeroso grupo de Cofrades del Tercio del Cristo de la Misericordia) no hayan leído bien los estatutos. Sorprendente fue la intención de suspender la asamblea (me recordó a mí mismo, aunque con la diferencia de que nosotros teníamos razón) por parte del Organizador del Tercio del C.M. El censo solo es obligatorio exponerlo cuando hay una Asamblea Extraordinaria para elecciones y no por la asamblea propiamente dicha, sino por la votación a elección de Presidente. En una ordinaria no es preceptivo; solo es necesario, para participar en ella, tener la cuota pagada y un cofrade tiene todo el año para hacerlo, si no me equivoco. Como os decía, fue una Asamblea de libro. La tensión en la mesa y en las sillas casi nos ahogaba y la expectación, aumentaba. El Comisario también estaba muy tenso, supongo que esperaba una dura batalla, como así se dio y hay que reconocer que no hizo mucho por bajar la tensión y quizás ayudo a aumentarla. 

Estábamos expectantes y la primera sorpresa fue la votación al acta anterior porque no entiendo como una persona que asistió a la asamblea anterior se puede abstener, pero bueno; la segunda sorpresa es lo mismo en las cuentas, aunque lo entiendo más, si no las has ido a ver y comprobar (mala cosa eso de no tener interés), comprendo que se vote abstención, aunque presentar 12 mil euros de beneficio y una tesorería de 15 mil no está nada mal; sobre todo acostumbrados a otras cosas. Dicho esto me permitiréis hacer una parada aquí y felicitar a Quino; es la primera vez que veo en la cofradía unas cuentas como las que el Comisario explicó, tanto en la forma de presentarlas como por los resultados que plasmaban. Cuando las oía no podía menos que pensar cuando las criticábamos y unos cuantos decíamos que estaban mal, en aquellas épocas pasadas (prefiero llamar así a tiempos cercanos); hoy sabemos que teníamos razón y, desde ahora, os prometo no hablar más de eso (espero ser capaz, que la tentación no me venza). 

Siguiendo con la asamblea, la verdad es que yo, y no era el único, estaba expectante en cuanto al asunto del “embargo” y sorprendido me quedé de que tal escándalo pasara, por parte de quienes habían puesto el grito en el cielo, sin pena ni gloria; sin un solo comentario. Ellos sabrán y no quiero que de mis letras se desprenda que no se atrevieron a hacerlo si tan convencidos estaban de que tenían razón. En las reglas democráticas y cuando se tiene la certeza de la verdad y se hace el ejercicio de la crítica a una organización en la que el criticador tiene derecho a  voz y voto, donde más contundente se ha de hacer la crítica ejercida fuera y públicamente, es en la asamblea donde se trata el asunto. No vale excusa alguna y si no se  hace así, se pierde la razón que podría tener quienes criticaron y algo más y creo que sirva, repito, cualquier otra escusa para no hacerlo.  Por otro lado, oído lo que oí y comprobado lo que comprobé, me reafirmo en lo escrito en mi post sobre el asunto y apostaría algo a que hubo más de una mano negra que utilizó, o lo provocó,  este incidente para hacer daño creo que a la figura del Comisario, pero por añadidura a toda la Cofradía. Estoy convencido que el tiempo me dará la razón y que tendremos más líos desagradables de expedientes de expulsión o de amonestación. Solo hay que tener un poco de paciencia y saldrá todo.  Ojalá me equivoque.

En cuanto a las expulsiones acordadas, poco tengo que decir, salvo la actitud de ciertos cofrades del C.M. Siempre es lamentable que estas cosas de expedientes disciplinarios sucedan, y también prometo no hablar más de quienes han sido expulsados, o dados de baja que así suena menos fuerte. Y mucho menos cuando a mis oídos ha llegado el mar de fondo, con las mismas personas, en la Orden Tercera Servita. Como dije que no hablaba más de lo pasado, pues no diré que las sospechas de alguna maniobra rara que muchos teníamos,  se confirman con todo estos acontecimientos.

En cuanto a los protagonistas principales de la Asamblea, es decir de los Cofrades del Cristo de la Misericordia decir que por una parte es loable la defensa de un hermano, pero, en esta ocasión las formas  dejaron mucho que desear. Os diré una cosa (impresiones mías claro, solo impresiones mías), os diré que la sensación que me quedó, después de madurar estos días, es que la cofradía os importa, a ese grupo, un pito; que para muchos de vosotros no existe la Cofradía. Me quedó el re-sabor de que no os preocupó lo más mínimo el resto de la asamblea, ibais a lo vuestro. Habéis, pasa con frecuencia, confundido los términos de cristiano y haber acudido a ellos tratando de dar a unas palabras defensivas un disfraz que lo único que hace es encubrirlas de cinismo. Y  no estoy criticando el estilo literario y evidentemente podéis pensar que quien soy yo para decir eso; pero no me gusta que se mezclen las cosas, porque el concepto de Cristiano es mucho más complejo y amplio que lo que los escritos  se exponía y no soy yo el más indicado en hablar sobre esto de ser cristiano, me queda muy grande. 

En vuestras exclamaciones la palabra más dicha, a diestro y siniestro, fue “mentiroso”. Mentirosos los demás, llenos de cristianismo los unos. No sé yo si lo escrito y las exclamaciones son coherentes. Estos días, cuando estaba pensando lo que iba a escribir, me dije que no escribiría lo que acabo de escribir, pero creo que debo de hacerlo y si pido y ruego que nadie le busque tres pies al gato. Me sorprendió, también, en los escritos presentados en el expediente para la defensa de un hermano, la cantidad de veces que se repitió lo de que “…. Somos todos uno, si castigas a uno, se castiga a todos”. Repito muy loable la defensa, como los mosqueteros; pero eso tiene un problema, por un lado compromete a compañeros que quizás no estén de acuerdo; porque a saber cómo se dio a firmar esos documentos, aunque estoy seguro que nadie se sintió presionado ni nada de eso. Eso solo pasa en las películas. Pero lo más importante es que cuando uno dice y se compromete de la manera que se hizo, uno acaba vinculando su destino al del hermano y si yo firmo esos documentos y llamo mentiroso de la manera que allí se hizo y resulta que, según el expediente y la ratificación de la Asamblea, los hechos imputados quedan probados, repito si yo me hubiese comprometido de tal manera, yo me iría de la organización por coherencia y si yo, resulta que soy el Organizador del Tercio y si yo hubiese adquirido el protagonismo que adquirí, habría dicho al final al comisario que dimitía, que conmigo no contase. Y si yo fuese el comisario, al final de la Asamblea, llamaría al Organizador y, en voz baja, delante del Secretario y colaboradores, le diría: “amigo mío, estas cesado, tú y como consecuencia, todos los demás cargos nombrados por ti. Buenas noches”. Así de simple.

La estrategia que diseñasteis para vuestra actuación en la Asamblea os diré que, convencido estoy, hizo decantarse a muchas personas por el voto a favor del expediente. Repito lo del principio, las personas no son tontas ni estúpidas, por el hecho de estar calladas la “presunta” táctica de dilatar hasta cansar no dio resultado. Y no por gritar más, se tiene razón.

Siguiendo con el resto de la Asamblea decir que ha sido una lástima que hayan quedado en el tintero muchos temas; lo del local sobre todo, a lo que la Cofradía ha llegado tarde. Algunos se reían y tomaban a broma todo esto del local, no hace tantos años y Cuco es protagonista y testigo de ello. Me acuerdo cuando pensaban y decían que esto no pasaría, que nadie nos echaría y que nada había que hacer. El proyecto del Hospicio esta aprobado, presupuestado y mandado ejecutar. Cierto que se puede cambiar, caro será hacerlo, y hay que seguir trabajando, con unidad, por el hospicio o por un local futuro, que analizando despacio la solución del local de Marina en la calle María, no es una mala solución.

Ahora a esperar la Semana Santa y a vivir la expectación de candidaturas. Bueno será que quienes quieran presentarse busquen el consenso, que se puede hacer y seguro que conseguir. El consenso es acordar ideas, más que personas, aunque las personas son importantes y es fundamental que se entiendan, espero que acuerden y propongan un plan de trabajo;  es momento de arrimar aún más si cabe el hombro al banzo de la Cofradía. 

Que me he extendido mucho. Quiero acabar como empecé. Gracias Pancho, le has dado sentido y has puesto el sentido a una gran Cofradía, que lo somos.

Un abrazo a todos y todas. Nos vemos en la Semana Santa y en las votaciones.

Carlos Garcia.

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