miércoles, 16 de abril de 2008

¿De quién es la Cofradía?

Parece que ya se han calmado las aguas de la famosa cena, que pasará a la historia como la “Cena del desEncuentro”. Leídos los comentarios lo que sí parece que es que subyace un sentimiento de cabreo, si se me permite la expresión, bastante importante. Está claro que el estilo, las formas y maneras de los que tienen responsabilidades libremente aceptadas, no son muy compartidas y la verdad es que si se demuestra que lo que se dice es cierto, me temo que habrá que pedir la dimisión de toda la Junta Directiva. Y ojo que suele ser muy frecuente en estas costumbres, no le caiga “todo el muerto” a uno solo.

No sé si os pasa, pero tengo la sensación, y a medida que hablo con mas gente me doy cuenta que es bastante generalizada, de que las “Cofradías de Dolores” son como una especia de propiedad de un grupo pequeño y que en cuanto alguien asoma la nariz y no es de su cuerda aparecen rumores y sobre todo corrillos de sacristía barata al más puro estilo de siglos pasados (bueno no tantos) que hacen recordar aquello de “fuera de mi no hay salvación” que predicaban escrupulosos, hacia fuera, sacerdotes. Esta sensación de la que no tengo el patrimonio, la tenemos muchos. Más bien parece que estos cuatro o cinco chicos (algo mayores ya para jugar al mando y hago saber) pretenden perpetuarse y me da que confunden Cofradía con pertenencia y perpetuidad. Maniobras poco edificantes de y entre hermanos, y por lo visto gustosos del privilegio de elegir “este sí, este no” a su conveniencia, así parecen que son la tónica y estilo de mando. Sí, digo bien, mando

Es curioso cuantas personas se me acercan o me acerco o a ellas, y me comentan sus discrepancias y falta de conformidad con muchas actitudes, pero se inhiben, para bien de quien se quiere establecer a perpetuidad. Yo mismo tuve esa postura desde siempre, pero cero que es el momento de cambiar. Y el malestar no se refiere a una crítica de los desfiles procesionales, creo que nadie los pone en duda, si no a como y a cual es el trato y, en demasiadas ocasiones, faltas de respeto bastante generalizadas.

Es tiempo ya de que actitudes, en algunos casos chulescas y desde luego en todos intrigantes, se corrijan. Es tiempo ya de claridad, de aceptación de las normas como las aceptamos, de momento, los demás. No somos soldaditos ni una clase inferior, simplemente somos cofrades y creo que no he de explicar lo que eso significa. Ni tampoco lo que, repito, significa, en un momento determinado, tener la responsabilidad del grupo, es decir, de la Cofradía y de los Cofrades.

En la medida que se me permita en este foro, contaré aquellas cosas y casos o sucedidos de la vida de nuestra Cofradía, sin que ello suponga que me “autonombro” Cronista Mayor. Nada más lejos de mí. Pero si daremos un repaso a los estatutos, a como se ha han hecho y tratado otras actividades y hechos que todos sabemos. Y desde luego trataré de quitar la fea costumbre d ir preguntando quién es quién, no por saber quien es, si no con la intención de “hacer expediente”. O la malsana curiosidad de quién habla conmigo o yo con él.

Seguiré viéndome con los cofrades que quieran, y no les importa que los marquen, hablar conmigo y me seguiré reuniendo a tomar alguna cerveza o a cenar con la frecuencia que nos apetece. En estas reuniones uno habla, no podría ser de otra manera, de la Cofradía, del Tercio y demás actos. Compartimos inquietudes y opiniones, incluso discrepamos, pero digo yo: para algo somos cofrades.

Abrazos y sonrisas.
Carlos García.

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